domingo, 16 de enero de 2011

Primeras impresiones.

Día 1.

Comprendí que las cosas iban a ser diferentes cuando me monté en el avión y la azafata respondió a mi ‘Uuuenaasss’ un ‘Afternoon, thank you’. Ahí me di cuenta de que eso es lo que me esperaría.

Me quedé dormida en el avión, llegué a Edimburgo sin contratiempos. Mi maleta de las primeras. Y a lo lejos vi llegar a uno con dos niños, le miré, me miró, se fue acercando, me dijo: ‘¿Ana?’ Y yo le dije ‘Sí’ (en español, of course), le fui a dar dos besos pero él me dio la mano. Me hizo la cobra, digamos. Luego, como no sabía cómo proceder, yo le di también la mano a los niños. El padre tiró un papel a la basura, imagino que sería un papel con mi nombre.

Me rayé porque uno de los hijos me parecía una hija, y yo me preguntaba ¿será una amiga? ¿será una prima? ¿será una niña y leí mal? Pues no, es un niño con coleta. Luego fui a meter la maleta en el maletero y allí había una pala de esas de enterrar a adolescentes en descampaos. No pasé miedo porque iban los niños, ¿cómo esas criaturas pelirrojas iban a ser cómplices?

Le dije en perfecto inglés que iba a proceder a telefonear a mi madre, pero ésta no me lo cogía. Llamé a la Su, estaban en el Parque Corredor, deprimidas por mi ida se habían ido a gastarse dinero en compras.

El viaje, unas dos horas y media, bien. Los niños me hablaban y yo: o no les hacía caso, o les decía ‘yes’, o me limitaba a rezar para que lo qué cojones estuvieran diciendo no fuera una pregunta.

Luego me pareció que el padre me comentaba algo de las señales de tráfico, así que me lancé a hablar sobre las limitaciones de velocidad de nuestro país. Linux, vale, pero ¿y esto? Ahí sopisé la raya. 

Encima me preguntó qué coche tenía, yo no pude evitar hacerme la graciosa y decir: ‘Fiat Point’. No, desde luego que no tuve gracia.

Llegamos a casa y la verdad que me acojoné, por los montonazos de ropa que había por aquí y por allá. Porque todo el suelo es de moqueta y pensé ‘algún día tus manos aspirarán todo esto’. El pequeño me enseñó mi habitación y más y más kilos de ropa había arriba. Qué de lavadoras, secadoras, planchadoras, aspiradoras, me esperan.

Cenamos pizza y no dije… ‘ah, qué bien, como lo que he cenado ayer’ porque no sabía decirlo. Tampoco dije: ‘hey, ensalada sin aliñar, como el jueves’, aunque le echaban una especie de salsa como aliño, pero yo lo descubriría un día más tarde.

Después me ofrecieron una tarta típica de Navidad que había hecho la madre del señor (sí, ya le llamo así en plan sudamericana) y como no sabía cómo sería me hice la valiente, y acepté. ¿Os imagináis una tarta rellena de pasas? ¿Qué clase de aberración es esa? Me comí la mitad. Fingí lo que pude. Hasta que me preguntaron y lo confesé. I don’t like this shit.

Bueno, una vez finalizado me subí a sacar algunas cosas de mi maleta, y ¡sorpresa! La botella de aceite que había traído se había roto, toda la ropa, los libros que había traído impregnados del oro líquido… Por suerte, no me traje el de Mafalda porque pesaba mucho y la camiseta Luckypunto solo se ha visto dañada un poco, pero no la echaré a lavar.

Ah, y no nos olvidemos de que me vino la regla nada más llegar a esta casa. Y luego no salí a fumar así que las cosas no se han ido tranquilizando.

Día 2.

Me levanté a las 11.30 o así porque creía haber oído que alguien me llamaba, que los niños hablaban en español, y que todo era perfecto. Pero cuando desperté, la realidad era distinta. Mi pijama, por lo visto, también estaba manchado de aceite. Así que he manchado todas las sábanas. Pero en esto me he callado disimuladamente.

Cuando me levanté, pregunté si tenían leche. Me dijeron que sí, me eché un vaso e intenté darle a entender que necesitaba echarle algo más. Al final me dio Muesly. Pero yo la leche sin Colacao no la he podido tomar en mi vida. Hice de tripas corazón y… no pasó nada. Sabía a agua.

Después también me dio una especie de arroz a la que se le echaba leche y trozos de manzana. Me lo comí todo. Lo que yo no sabía era que en cuanto acabé colocaron la mesa y a comer.

After that, fui al pueblo con el padre, perdón, señor, a recoger al hijo que yo aún no conocía, no mío (nunca lo conoceré) sino de él. Luego me enseñó el colegio de los niños, pasamos por unos resaltos y me dijo que eran ‘policeman sleeping’. Yo flipé.
Luego me dejó conducir. Bien, creo que de primera pasé a cuarta pero bien. Cuando tenía que cambiar marcha se me iba la mano hacia la puerta, pero bien. Me dijo que había pasado el examen, pero mentía. Íbamos acojonados los dos y se nos notaba.

Volvimos, coloqué la maleta y vi que había más prendas manchadas que no había visto… y cuando eran las 17.00 escuché como ruidos de platos. Bajé y… estaban haciendo la cena. Ese fue el único momento que vi a la señora en todo el día (y es a la que mejor entiendo cuando me habla). Cenamos tortilla de setas. 

Y luego vimos la película de Harry Potter (no sé cuál, porque yo me estaba quedando frita y tampoco me empapaba de mucho). Y a mi lado estaba sentado Kit (el más pequeño, de 7 años), que es muy majo, le gusta que le haga cosquillas y me abraza todo el rato, sin ton ni son. Douglas (9), también es muy majo, y no es tanto de dar abrazos como Kit, sino de dejarse querer, como yo.

En fin, sigo sin entenderles un pijo de nada de lo que dicen, y mañana toca madrugueo. A ver cómo es mi rutina aquí. A saber lo que me espera, jeje. 

5 comentarios:

  1. Anita, corazón. Menuda crónica. Me has dejado entre mudo y deshuevao. No te fies de los niños pequeños cariñosos, solo quieren teta. No te fies de los niños medianos despegados, solo quieren teta, no te fies de los policias durmientes, solo quieren... multarte los muy hijos de su puta matter.
    Mucho animo y tranquilidad, estoy vigilándote.
    BsoTTT

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, Eduuuuu. La verdad que Kit ayer me tocó la teta y hoy también. La putada es que el padre nos ha pillado y ahora ya no le deja. Cuando no mire lo seguiremos haciendo, no nos pararán.
    Thank you for be there, donde quiera que sea.

    ResponderEliminar
  3. Qué fuerte lo del aceite! menuda faena! no? espero que al menos les gustara el detalle...

    Cómo es tú habita?

    ResponderEliminar
  4. It's fine, tiene muchos libros, dos ventanas, la cama es cómoda, bastante espacio para mis precarias cosas, y tres cuadros de cebras que ya os enseñaré in other chapter.

    ResponderEliminar
  5. Tres cuadros? enséñanoslos! A ver si van a dar tanto juego como los de Eva! jajajajaja. Ya hay alguno colgado en el face...

    ResponderEliminar